¿Por qué hablar de orquídeas?

Ophrys fusca atardecer en Cillas
¿Por qué hablar de orquídeas?

Las vistas desde las ermita de Santa María de Cillas, sentados en una manta sobre el suelo, no dejan indiferente a nadie. Imagino que fue un pueblo muy bello.

Si miramos a nuestro alrededor, entre la hierba se distinguen toques de color, han brotado las orquídeas. La Abejera Negra es la primera en salir, pero a lo largo del año podemos ver unas cuantas especies en esta pequeña parcela de tierra.

¿Y por qué las hablar de orquídeas? Porque además de ser bellas, tienen unas características muy curiosas.

Su vida comienza de forma peculiar, sus semillas no tienen una parte nutritiva y deben asociarse a hongos para poder desarrollarse.

Algunas especies no desarrollan clorofila o muy poca, y siguen dependiendo de esos hongos para su alimentación.

Nuestras orquídeas son perennes y solo podemos ver su parte aérea durante algunas épocas del año. Pero bajo tierra tienen tubérculos o rizomas. Algunos vienen de dos en dos y asemejan testículos. De ahí el nombre de uno de los géneros “orchis”, testículo en griego.

Y luego están sus flores… Se disfrazan de hembras de insectos, tanto con su forma como con su olor, para atraer a los machos. Estos últimos, locos de amor, se posan sobre lo que piensan que son hembras y polinizando las flores.

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