Una tarde con cielo azul en marzo, las temperaturas han subido y apetece estar en la calle. En un paseo por los senderos que rodean Sajazarra, podemos ver como los colores vuelven al campo.
Los almendros ya están perdiendo sus preciosas y olorosas flores que vuelan con el viento; y comienzan a verse los primeros brotes verdes. Al mirar al horizonte, el cereal está creciendo y empieza a formar una tupida alfombra.
En los bordes del camino han salido las primeras florecillas, en los árboles podemos oír el canto de los verdecillos, y, al llegar al río, las ranas saltan espantadas al agua.
La primavera ha llegado a Sajazarra y todos miramos al cielo a la espera de las lluvias.


