Ascendemos lentamente por la carretera BU-733 y, al transformarse en la LR-209, un cartel nos informa de que hemos entrado en La Rioja. En el alto de la Morcuera a nuestros pies se extiende el valle del Oja-Tirón, y a lo lejos vemos las almenas de un castillo.
Una zona de descanso nos ofrece una atalaya donde admirar el maravilloso manto de colores que trae todos los años el otoño.
Las escasas lluvias han favorecido el crecimiento de los brotes y un verde brillante se ve por doquier, pero no hace más que magnificar los colores de las hojas.
Sajazarra está rodeada de un mar de colores: rojos, naranjas, amarillos y dorados.
Pero no confiéis solo en mi palabra, debéis verlo con vuestros propios ojos. Venid a maravillaros del cambio de color de las viñas en Sajazarra y disfrutar de otra de las grandes experiencias del mundo del vino.